Historia de Conny

07.09.2021

Conny fue adoptado la noche del 1ero de julio del 2020, cuando tenía tan solo un mes de edad. Venía con desnutrición, ácaros y de inmediato su mamineja lo llevó al veterinario para que lo revisaran y ver que estuviera sano, al paso del tiempo la desnutrición empezó a ceder y Conny comenzó a ganar peso, el problema fue que sus defensas estaban muy bajas y sus huesos eran débiles, lo que le traería dificultades en un futuro. Su mamineja pensó que era hembra y resultó que Conny era macho, y a los meses se dieron cuenta. Cuando su madre asustada lo llevó a consulta porque le bajaron los testículos. Sin embargo decidió no cambiarle el nombre y siempre dejarle Conny. Su mamineja vio muchos videos y leyó mucho para informarse mucho de los cuidados de un conejo para cuidar al suyo de la mejor manera.


Tiempo después, Conny enfermó de una gran gripe y llegó a tener los pulmones colapsados, la doctora manifestó que era por tener defensas bajas, porque fue adoptado muy pequeñito; él dormía dentro de casa, tenía su camita y tenían un clima caliente, así que no entendían porque su gran gripe. Con tratamientos adecuados y oportunos, con el tiempo logró sanar pero a las 3 semanas de estar en casa, tuvo una gran diarrea y rápidamente lo llevaron a consulta, le hicieron exámenes y salió que tenía un parásito de transmisión humana, pero con el tratamiento fui mejorando.


La familia tiene 2 chihuahuas muy tranquilos y mansos, y rápido Conny se adaptó a ellos. Ellos tenían un silloncito muy pequeñito para niños que mamá les había comprado. Una noche, al estar en el sillón, el pequeño brincó y se quebró su patita, como era de noche, su familia tuvo que esperar hasta el día siguiente para ser atendidos por un veterinario, fueron a la veterinaria más cercana pero no era especializada en exóticos, pero sin dudarlo, atendieron al pequeño, dándole medicamentos y poniéndole un vendaje el cual era cambiado cada 8 días por 3 semanas y así logró pegar nuevamente el huesito y pues claro, la patita le había quedado más corta pero todo pintaba a que le iría bien.


El último día de cambio de vendaje, Conny se alteró y saltó de los brazos de su mamineja al suelo... fracturandose la pata ahora en 3 partes y se desprendió desde su cadera. Entraron rápidamente al consultorio pero no fue una atención adecuada, por lo que se actuó rápidamente y su familia llevó al pequeño a una veterinaria especializada donde le tomaron radiografías y explicaron que había 3 opciones: 1 amputar la patita y les dijeron que ya habían atendido casos así y que era la mejor. 2 hacer la operación con un éxito bajo de recuperar movilidad y el costo de esta estaba muy caro y 3 hacer un vendaje especial bajo anestesia que duraría unos meses hasta lograr que al menos pegaran las 3 partes y pues no iba a recuperar movilidad, pero al menos no la arrastraría.

Se optó por la tercera opción. Pasaron 8 días más, Conny ingresó al hospital donde se quedaría por 24 horas.

Pasó con ese vendaje 2 meses. Cuando ya tocaba retirarlo, se dieron cuenta que tenía una dermatitis aguda por el vendaje. Su patita estaba al rojo vivo, sin pelaje y lacerada por el vendaje que solo se miraban los huesitos. Fue horrible. Pensaron que igual la perdería por esa infección y que no lograría curarse. Dejaron tratamiento y la doctora dijo que dependía mucho del cuido para poder sanar. Solo podía estar sobre superficies blandas y bien desinfectadas para no agarrar una infección. Luego de 2 semana de tratamiento, iba recuperando el pelo, ya cambio de color y ya se le miraba mejor. Claro, les explicaron que perdió el 90% de movilidad y que la posición que agarró su patita fue recta y que ya no cambiaría. Pero al menos, al caminar ya no la arrastraría. Pues al pasar eso, corría el riesgo de lacerarse y agarrar una infección que lo haría perderla.

Se les dieron indicaciones de solo pasar en colchones y frazadas y no estar en superficies duras. Logró con el tiempo sanar y ya intenta caminar y ahora anda por la casa. No es muy activo por lo mismo, tampoco salta. Pero cuando tiene energías le gusta pasar tiempo con su mamineja y estar en el sillón, salir al pequeño patio, salir a caminar unos minutos, y por la noches le encanta pasar tiempo con su familia frente al tele y que lo acaricien.

¿Y qué pasó con sus orejitas y los ácaros se preguntarán? Es algo con lo que ha lidiado por todo un año ya. Se sana y vuelve a aparecer. Y le vuelve solo en la orejita que no se puede limpiar ni rascar con su patita. Pero siguen confiando en el tratamiento.